El Río Dulce de Izabal, Guatemala cuenta con 7,200 hectáreas que reúnen ecosistemas acuáticos y manglares. El sitio es el hábitat del manatí (Trichechus manatus), un mamífero en peligro de extinción, y de otras especies como el cocodrilos acutus. A lo largo del río se encuentra un verdadero corredor biológico que incluye bosque tropical lluvioso en sus márgenes y en la del cañón. El cañón es la separación de las montañas que se encuentra a los costados del río, según la historia fue formado por un movimiento telúrico. Justo en la desembocadura del río sobre la bahía se aprecia la vegetación y una increíble cantidad de aves marinas. Para recorrer los 16 kilómetros que distan desde el golfete y el mar, las aguas del río se introducen por una enorme grieta de altas paredes de rocas calizas con exuberante vegetación, de 120 a 150 metros de altura que ocultan casi por completo la luz del sol. En este sitio el río alcanza una profundidad de 30 a 50 metros, y un ancho de 200 metros. La visita al Río Dulce no solo cautiva con su sorprendente paisaje sino también ofrece la oportunidad de conocer uno de los principales destinos turísticos de Guatemala, el Castillo de San Felipe, que fue construido en la época de la Colonia, para proteger el área de los ataques piratas.
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